Pequeña, de entre las macetas agrietadas, entre hierbas secas y tristes, ha nacido una florecilla amarilla en el balcón de Don Mariano… Ese anciano que ha vivido tanto que ya dice saberlo todo, hoy enfermo por una de esas parálisis de testarudez producida por la vejez y un poco por el reuma.
Y esa flor ha nacido allí, simple y con la hermosura de la sencillez, como un hálito de esperanza en esa vieja casa de ese anciano malhumorado, como símbolo de una esperanza, de la vida que, de vez en cuando, resurge de lo agonizante, un pequeño milagro.