De imputaciones reales e irreales

Por segunda vez, que no por última, la infanta Cristina, hija del Rey, ha sido imputada. Es una noticia que todo el país, o un porcentaje muy elevado de él ha comentado y conoce. Independientemente de las implicaciones políticas que pueda tener, y si bien la monarquía borbónica ( o borbona ) se ha ganado a pulso la mala consideración que se va creando día a día, la palabra imputación no significa "culpabilidad" en el sentido condenatorio de la palabra; pero sí supone la acusación formal a una persona de un delito cuyas circunstancias se instruyen o averiguan. Y si hay acusación formal, existen indicios de criminalidad. 
Cristina de Borbón, pues, ha sido acusada de delito fiscal y blanqueo de capitales. Declarará el día 8 de febrero, cambiándose la fecha por petición de ella ( supuesto que no se suele dar porque cualquier persona no borbónica no acomoda su declaración a la fecha que le parece bien, sino que va el día que se le cita y ajo y agua ). Y ese cambio de fecha, y en eso ha sido claro el Juez Castro, no denota que vaya a declarar voluntariamente, ha sido imputada y es su obligación acudir a esa diligencia judicial, y en caso de no hacerlo tendría que atenerse a las consecuencias. Por otra parte, las disquisiciones sobre si tendrá que hacer o no el famoso paseillo es otra de las demostraciones de que la Justicia no es igual para todos porque si fuéramos usted o yo quienes tuviéramos que bajar por la rampa, o por la escalera, o por donde quiera que se entre, ni se plantearía; en definitiva que los particulares no borbónicos no somos "traumatizables".  Y un último comentario, y no por ello menos relevante: se argumenta que Cristina estaba enamorada de su marido,  y se dice que por eso confió en él; no sé si el razonamiento es cínico, absurdo o indicativo de que esta señora es tonta.: El tiempo y la Administración de Justicia ( sobre todo el tiempo ) lo dirán.