Ha sido lo primero que ha venido a mi recuerdo cuando esta mañana he leído que Manu Leguineche ha muerto, su libro, su club, el libro de su club; un libro que leí particularmente en unos momentos en que estaba falta de cariño, incluso de afecto, y que particularmente, me hizo llorar. Y fue así si bien tenía sus momentos lúdicos y sus visiones reales, sus instantes mágicos y sus trances de taberna, pero todos ellos, todas esas historias breves, que no cortas, me emocionaron. Y ahora mismo no puedo decir más.
In memoriam, Maestro Leguineche.