Si yo fuera un crucifijo

Otra vez el olor a incienso. Si me dejaran hablar les diría que este perfume dulzón y este "humillo" molesta a los ojos, dañan la madera donde me han clavado. Pero, mucho adorarme y rezarme sin pasarme un algodón con "Reparador".

Las luces se encienden, la anciana del cabello amarillento y el abrigo azul marino de moda hace treinta años, ya está sentada en el primer banco. Quizás cree que algún día harán algo novedoso en la ceremonia, y por eso quiere verlo desde cerca. Ya le digo yo que no, no lo hay, que llevo siglos aquí.

Van entrando, se oye el chirrido de la puerta y detrás de ella una cara conocida, y otra, y otra. Una se santigua ante mí y me habla de su hija.¡ No me ponga otra vela que son más olores y más humo !. La enciende. Estas buenas gentes me creen poderoso, pero no soy el personaje que supuestamente resucitaba muertos, soy su imagen. Iba yo a estar aquí pasando frío si supiera hacer milagros.

Suena el órgano, y su música cae como plomo, empuja los muros de piedra: una perfecta acústica para un concierto dedicado a veinte personas. Comienza la liturgia y es la misma de siempre, con las palabras de siempre, las lecturas de siempre, el cura de siempre. Me abstraigo. Un trozo de piedra y madera con mi forma puede hacerlo. Sí... ¿ cómo era aquello ?

                                                Always look on the bright side of life