El gusanito de la ironía. Cuento.

Y Dios creó al ser humano en último lugar, y como estaba cansado porque una jornada de siete días no la aguanta nadie, le salió lo que le salió. Y como alguien tenía que hacer que el ser humano fuera el que condujese el mundo, de un bing bang en día laborable surgió el Creador de conceptos. Y creó la Envidia, un bicho baboso, verdoso y rastrero; creó la Inteligencia, de despeinado pelo gris y bigote desarrapado; la Bondad, blanca, gordota y sonriente, y uno, y otro, y otro concepto... Y la Ironía que salió del culo del humor en un esfuerzo por entender algo. Tenía forma de gusano, de un simpático gusanito con gafitas de Gepetto, que, a pesar de arrastrarse resultaba simpático pues siempre sonreía.

En esto que un día estaban reunidos todos los conceptos para repartirse territorios, y la Gilipollez mostró su enfado contra el gusanito. La Gilipollez siempre estaba enfadada porque no tenía sentido  del humor, de ahí su concepto, pero ni aún así era capaz de robarle los enfados a la Tristeza, que si bien era una llorona, solía estar calmada. Y la conversación entre la Ironía y la Gilipollez se prolongó de forma que la segunda no entendía nada, y en un arrebato, aplastó al gusanito con su patota irracional. Todos los conceptos quedaron atónitos, incluso la Sorpresa, peeeeero...  los restos del gusanito tomaron vida  y nacieron otros gusanitos con gafitas de muchos colores y se expandieron por el mundo, y vencieron, y vencen porque siempre la ironía vence a la gilipollez.

Y colorín, colorado... Este cuento no tiene fin... 😎😏